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Su editora desde 2009, Yuriria Rodríguez Castro.



martes, 6 de octubre de 2009

Lydia Cacho se enfrenta a García Márquez en debate moral


 FOTO: CUARTOSCURO.


Lydia Cacho ha sido no sólo una periodista de denuncia, sino también una defensora de los derechos de las mujeres, sobre todo ha visto por las niñas que son víctimas del delito de trata de personas. Hoy, Lydia se enfrenta a un dilema moral, más que periodístico, donde el polémico filme, basado en la novela del también periodista, Gabriel García Márquez, “Memoria de mis putas tristes”, tendrá como una de sus locaciones al estado de Puebla, que gobierna Mario Marín; quien se viera involucrado con Kamel Nacif, acusado de formar parte de una red pederasta internacional, asentada en Cancún.

La filmación de la novela de Gabo se ha enfriado por el contexto político de México, la impunidad abre paso a la moralina: ahora, Lydia Cacho se escandaliza con García Márquez, por no hacerlo con el gobierno federal,  al cual debió exigirle aplicar la ley, cumpliendo con su palabra de sacarle la “tarjeta roja” al “gober precioso”, pero no fue así. Mientras, las heridas de las víctimas siguen abiertas y para no afectarlas hay que censurar, como si eso fuera ejercer justicia contra los causantes de este delito.
La historia de esta obra literaria, gira en torno a la relación de un anciano que se regala una noche de sexo con una adolescente virgen de 14 años para festejar su cumpleaños número 90.
Primero fue la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, quien anunció el viernes que demandaría penalmente al Premio Nobel de Literatura, a los productores de la película y al gobierno de Puebla por promover la prostitución infantil. Pero no es así como se soluciona el problema, no se trata de un debate moral, que es a donde lo está llevando Cacho, pues esto no pasaría en un país donde la ley se respeta, empezando por la clase política y terminando por la sociedad.
Cabe recordar, que toda la historia universal de la literatura, desde los clásicos, hasta los muy polémicos y sonados libros, como "Aura", de Carlos Fuentes tienen episodios sexuales, algunos de paidofilia; en el caso de éste último, incluso fue moralizado por políticos de derecha, como Carlos Abascal, a quien le parecía ofensivo por su contenido sexual.
Esto no es la inquisición, pues la censura no genera soluciones; al contrario, oculta los problemas y facilita la impunidad.

Nota aclaratoria:
Esta editorial le expresa su respeto y admiración a la periodista Lydia Cacho; sin embargo, pensamos que el debate sobre el tema se da en un ámbito de violencia impune que persiste en México, ese es el daño real a las víctimas, no la exhibición de una obra literaria, adaptada al cine. Eso no es responsabilidad de un autor literario, sino de los actores políticos y de la ciudadanía.

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